Wednesday, October 25, 2006

MI MADRE EN EL LENTE DE MI PADRE


Mi madre, conoció primero a mi padre en sueños, luego sólo lo reconoció entre la multitud y supo que era él. En la primera cita mi papá le dijo una frase torpe, así como “ojalá que esto dure”, pero mi mamá respondió con seguridad “por mi, para toda la vida”.

Cualquiera que escuche esto podría decir “sí, claro…”, pero yo después de una vida con mi madre, conociendo su magia, sus premoniciones, sus secretos y sus raros poderes sé que es cierto. Cada vez que ella me mira sabe exactamente que siento, si me pasa algo, si tengo algo que contar. A mi padre lo puedo engañar fácilmente, a mi madre no.

Hoy, revisando esta caja llena de fotografías olvidadas, recuerdo el aroma a trementina de su taller de pintura y el sonido de su máquina de coser. Recuerdo la devoción profunda a mi padre, sus manos siempre juntas, su presencia cómplice, sus coqueteos a toda hora… pura magia "para toda la vida".


En www.fotopendulo.blogspot.com publicaré más fotos de esta caja mágica...

Ya hablaré de mi padre y de su alquimia.

Giuseppe Tanino



Monday, October 23, 2006



MI PADRE, MI MADRE Y UNA PERRA QUE ME LADRE


Estas son parte de las fotografías halladas en una caja podrida de un rincón secreto en la casa de mis padres. Fue necesaria una mudanza para dar con ellas. Aparecieron entre folletos de lavadoras, anzuelos, mapas, cajas vacías de diapositivas, postales viejas, etc. Expondré parte de ellas en mi otro blog el “fotopendulo”.



Sólo puedo decir que me he retorcido lingüísticamente para articular un texto, que he comenzado muchas veces a redactar un artículo para estas fotos y que todo este tiempo mi cabeza sólo ha apretado más el nudo de un amor indescifrable.

Uf!
Tanino

Tuesday, October 10, 2006

ESE PÉNDULO

(II parte)

¿Has intentado tomarle una foto a un péndulo? Siempre sale movida. Para capturarlo tienes que abrir el diafragma al máximo y programar la velocidad más alta que soporte tu cámara. La solución que algunos han encontrado es detener el péndulo y luego tomar la foto sin movimiento, pero en ese caso ya no es péndulo, es sólo colgajo, adorno, pendiente, etc. Lo que hace que un péndulo sea tal es su movimiento pendular, su dinámica permanente y natural.

Uno de los alcances más hermosos que he asociado a mi visión de péndulo es la del viaje. Debo confesar que he construido mi vida en dos ciudades que están a más de 100 kilómetros de distancia, Valparaíso y Santiago, por lo mismo el permanente tránsito de un lado a otro se me ha hecho necesario, adictivo, sensual. A veces no tengo motivos para volver pero me lo invento, Santiago es una ciudad bruja y certera, tiene un rincón para cada día de la semana, para cada hora del día. Santiago tiene ritmo de catarata y rumor subterráneo, se siente de pies a cabeza. Pero no puedo pasar mucho tiempo allí, comienza de pronto una comezón, una incomodidad implacable, asfixia, el llamado del puerto. Así viajo de vuelta hasta mi casa en Con-cón, balneario al norte de Valparaíso. Cuando me bajo del bus siento el aire húmedo en la cara y veo el brillo nocturno de la plaza, el aroma de la panadería, caras conocidas, los perros… provincia, dulce provincia.

El hecho de viajar en forma rutinaria también se torna en una especie de inmovilidad. Un péndulo loco sale de su órbita, desea romper las amarras, se mueve para todos lados, construye su propio universo arrastrado por fuerzas ocultas. Intuición, sabiduría o simple calentura. En uno de estos arrebatos fuimos a dar (hablo en plural por la compañía de Tulipa) a Paris, lugar en donde se encuentra el auténtico Péndulo de Foucault, el de León Foucault (nada que ver con Michel Foucault). Allí, entre los muros del Panteón de Paris oscila inquieta y perpetua la esfera que dió nombre a este humilde blog. Había pensado rematar estos artículos con una tercera parte dedicada exclusivamente a este péndulo magnífico, pero creo que voy a empezar a dar la lata.



Me gustaría, antes de poner punto final, hacer un pequeño alcance sobre un comentario que llegó a la primera parte de este texto (ver post anterior) y hace referencia al peligro de estar atado a un punto fijo y el riesgo de que te impida volar lejos. Para ser honesto soy un defensor de ese punto fijo, creo que uno puede hacer una vida valiente sin perder la libertad, sobre todo si se está atado (convicciones, fidelidad, amor, verdad) a un punto fijo. En la vida hay cosas que no se deben cambiar, aunque a veces lo más fácil es cambiarlas. La libertad sólo depende de cuan larga sea la cuerda que uno quiere para su péndulo, no hay límites. En fin, no me gusta dármelas de filósofo y esto ya está sonando a filosofía barata. Sólo quiero invitarlos a jugar.

Giuseppe Tanino

Tuesday, October 03, 2006

ESE PÉNDULO
(I parte)

Un colgajo que pende y se mueve de un lado a otro… no suena bonito, pero en rigor un péndulo es sólo eso. Lo realmente cautivante de un péndulo es su doble condición: por un lado atado a un punto fijo y por otro, totalmente dinámico y libre.

Una vez mi hermano mayor, cuando era un niño estornudó y quedó como este caracol con sus mocos colgando. La impresión para él fue tal que corrió a la casa de sus vecinos, entró interrumpiendo el almuerzo dominguero y les mostró a todos cómo colgaban sus secreciones. La escenita es recordada por toda la familia hasta la actualidad. Yo siempre me he preguntado qué fue lo que fascinó tanto a mi hermano que tuvo la necesidad de mostrarlo a más gente. Probablemente fue el hecho de sentirse péndulo, como punto fijo o colgajo. Todo esto maravilla a un niño, columpiarse, colgar de un árbol, subir una cuerda, cruzar un puente o lanzarse en bungee. Todo lo que implica estar a la deriva, pero siempre bajo el control de un punto fijo. También estar al otro lado puede ser atractivo, ser uno mismo el punto fijo y tener atados objetos a la deriva como emboques, autos, globos y todo lo que se pueda amarrar a la mano. Ahora puedo imaginar la emoción de tener ese punto fijo tan cerca de los ojos, de mi propia visión como los mocos colgando de mi nariz.

Debo reconocer que el nombre de este blog está inspirado también por el libro de Umberto Eco “El Péndulo de Foucault”, novela laberíntica y esotérica que mastiqué por meses y que, como la mayoría de los lectores ignorantes, creí que se trataba de Michel Foucault. El péndulo que se puede visitar en el Panteón de Paris pertenece en realidad a León Foucault quien lo inventó entre otras cosas para demostrar la rotación de la tierra.

Este blog también es una especie de péndulo donde yo soy el punto fijo con mi computador en Viña del Mar, Chile, Sudamérica, etc. Su cuerpo oscila por el mundo, móvil, juguetón, irresponsable, indisciplinado. Saludos a Santiago, Madrid, San Juan, Tongling, Franja de Gaza, Toronto, Buenos Aires, etc.

Saludos sinceros.

Tanino