Wednesday, November 28, 2007

WATANABE


Hasta que no pueda comprar la cámara que quiero, sólo disfrutaré contemplando las fotos que desearía haber tomado. No me refiero al avaro deseo de adjudicármelas, sino al añorar vivir la experiencia en el proceso, desde el encuentro con la imagen, la captura, la memoria de toda la situación, y el posterior momento de lo que antes se llamaba revelado, ahora descarga.


Hiroshi Watanabe sigue trabajando con película y laboratorio. Debo aclarar que además de las fotos publicadas en este post, la panadería del post anterior también fue tomada por él. Si quieren ver más métanse en este sitio:

http://www.metergallery.com/viewCollection.asp?collectionID=2123009483











Termino la muestra con este cuello y la mujer que oculta su cara de ojos rasgados. Pura poesía envuelta en seda.

Giuseppe Tanino

Sunday, November 25, 2007

MIGA DE PAN


Caminar por esta cuadra, frente a la panadería, hacia la Universidad es un placer, pero también una tortura si se tiene un hambre como la que tenía esta tarde, un agujero en la guata de esos que no aceptan esperas ni disculpas, menos en contacto con el perfume de ese pan recién hecho. Uf! Por suerte tenía el tiempo justo y algo de efectivo en el bolsillo, un par de monedas que sonaban como cascabel. Entre marraquetas, ayuyas y pañuelos me llamó la atención un pan distinto, irregular, parecido al amasado pero más pequeño y oscuro. Lo metí en la bolsa, pagué y me fui caminando con el bulto aún tibio en mis manos. Llegué a la sala, aún no había alumnos y comencé a comerlo de a poco, la cáscara crujía en mis dientes y el interior era tierno y levemente húmedo, una delicia que intenté prolongar lo más que pude. Me detuve en el aroma persistente, en el tacto de su exterior, su porosidad, un poco de vapor en cada mordisco y el dibujo de mis dientes en la corteza. La masa suave se terminaba sin remedio alguno. El último bocado fue acompañado de un intenso suspiro y de una languidez que se derramaba de placer en la intimidad de esa sala vacía. Miré por la ventana, un grupo de alumnos, los típicos que jamás faltan, venían subiendo las escaleras hacia la sala. Ya!, pensé, a meter el pensamiento en la clase, concentración!! pero algo me detuvo, aún tenía una miga de ese pan sujeta de la camisa. Maravilloso! pensé. Humedecí el dedo en mi boca, toqué con la yema esa miga que se quedó pegoteada con mi saliva y la puse sobre mi lengua.

Cerré la boca con una sonrisa.

Giuseppe Tanino

Friday, November 09, 2007

ME VOY, Y QUE JUÉ!


Después de nueve años de trabajar haciendo clases de música en el mismo colegio y de dirigir su orquesta, he decidido renunciar. Y es gracioso, todo el mundo cree que es por la poca plata que me pagan, pero no es así (no es sólo eso), mis motivaciones son más íntimas y han encontrado la incomprensión hasta en mi gente más cercana. Hasta ahora no tengo ofertas de trabajo, sólo mantendré las clases que hago en la universidad, en la carrera de cine, un mundo que no dejaría por nada.

Mi deseo de cambiar de rumbo apareció hace algunos años, cuando me di cuenta de que estaba cediendo ante un sistema vicioso, que por un lado me adormece con la comodidad de un cheque a fin de mes; me impide ser el profesor que realmente quiero ser (si no le gusta se va, ergo, me voy); Me hace sentir parte de un sistema educativo en el que no creo, forjado en base a la invención de temores, prejuicios, competitividad, materialismo y odios; me hunde en un ambiente laboral lleno de superficialidades, abusos y falta de amor. Claro, me dirán, eso ocurre en todas partes... de acuerdo, no soy tan ingenuo, pero en unas partes ocurre más que en otras y yo estoy quizás en el peor lugar, en donde los alumnos y sus apoderados son llamados clientes y a ellos les gusta hacer valer su condición. Quizás si he sido ingenuo en tratar de cambiar lo incambiable.

Además soy compositor, esa es mi profesión, mi pasión, oficio que no ha tenido el espacio que merece en mi vida. Ahora espero comenzar con fortaleza un nuevo camino, estudiar un postgrado que ya tengo medio visto y comenzar a hacer lo mío de una vez por todas. La plata es otro tema (no es menor), pero confío, todo saldrá bien.

Esta semana hablé con mi jefe, le conté que el próximo año no sigo, ya todos en el colegio lo saben, es como un secreto a voces y aunque saben también que no tengo otro trabajo por ahora, que soy un perfecto cesante, me miran con envidia.

Soy libre.

Giuseppe Tanino