Saturday, December 27, 2008

EL ÚLTIMO TREN

Tarde, tarde, quizás el último tren del día que alcancé a tomar llegando a Santiago desde Valparaíso. Nadie más que yo en el andén, nadie más que yo en el tren...

Estar solo en ese carro del metro me dió una serenidad que no esperaba. Un espacio tan ruidoso como taciturno que no fue invadido a pesar de pasar varias estaciones. Por un largo tramo se podría decir que el tren fue por completo mío, así pensé que podía hacer cualquier cosa dentro de él sin que nadie se molestara, como bailar, gritar o sentarme en cada asiento... me puse a cantar en voz alta una canción de Mazapán que tenía pegada. Me reía solo mientras cantaba - Una vaquita loooooca quiere comer chuchooooooca - pero de pronto me detuve en seco ante la imagen de alguien que, casi invisible, se dejaba ver apoyado en el borde metálico que une los dos vagones. Yo que creí haber estado solo y él siempre estuvo ahí.


Le tomé una foto.

¡¡que chusto!!

Tanino