ESE PÉNDULO (I parte)
Un colgajo que pende y se mueve de un lado a otro… no suena bonito, pero en rigor un péndulo es sólo eso. Lo realmente cautivante de un péndulo es su doble condición: por un lado atado a un punto fijo y por otro, totalmente dinámico y libre.
Una vez mi hermano mayor, cuando era un niño estornudó y quedó como este caracol con sus mocos colgando. La impresión para él fue tal que corrió a la casa de sus vecinos, entró interrumpiendo el almuerzo dominguero y les mostró a todos cómo colgaban sus secreciones. La escenita es recordada por toda la familia hasta la actualidad. Yo siempre me he preguntado qué fue lo que fascinó tanto a mi hermano que tuvo la necesidad de mostrarlo a más gente. Probablemente fue el hecho de sentirse péndulo, como punto fijo o colgajo. Todo esto maravilla a un niño, columpiarse, colgar de un árbol, subir una cuerda, cruzar un puente o lanzarse en
bungee. Todo lo que implica estar a la deriva, pero siempre bajo el control de un punto fijo. También estar al otro lado puede ser atractivo, ser uno mismo el punto fijo y tener atados objetos a la deriva como emboques, autos, globos y todo lo que se pueda amarrar a la mano. Ahora puedo imaginar la emoción de tener ese punto fijo tan cerca de los ojos, de mi propia visión como los mocos colgando de mi nariz.
Debo reconocer que el nombre de este blog está inspirado también por el libro de Umberto Eco “El Péndulo de Foucault”, novela laberíntica y esotérica que mastiqué por meses y que, como la mayoría de los lectores ignorantes, creí que se trataba de Michel Foucault. El péndulo que se puede visitar en el Panteón de Paris pertenece en realidad a León Foucault quien lo inventó entre otras cosas para demostrar la rotación de la tierra.
Este blog también es una especie de péndulo donde yo soy el punto fijo con mi computador en Viña del Mar, Chile, Sudamérica, etc. Su cuerpo oscila por el mundo, móvil, juguetón, irresponsable, indisciplinado. Saludos a Santiago, Madrid, San Juan, Tongling, Franja de Gaza, Toronto, Buenos Aires, etc.
Saludos sinceros.
Tanino